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Claves para preservar la fertilidad en tiempos de la COVID

En un artículo publicado en la revista científica Journal of Fertility Preservation, los doctores Jan Tesarik y la doctora Raquel Mendoza-Tesarik, directores de la clínica MARGen de Granada analizan la información disponible sobre los efectos de La Covid19 en la fertilidad masculina y femenina.

Siendo siempre cautos y analizando la condición actual de cada pareja, según los autores, existen dos opciones principales para preservar la fertilidad. La primera es recurrir a tratamientos medicamentosos in vivo. La segunda, crio-preservar los espermatozoides, los óvulos o los embriones para utilizarles en el futuro, una vez pase la pandemia. “La elección de una u otra -señalan- dependerá de la situación individual de cada pareja”.

Tratamiento medicamentoso
En general, un tratamiento medicamentoso in vivo, con una combinación de melatonina y vitamina D, es suficiente para la mayoría de las parejas jóvenes sin ninguna patología reproductiva detectada previamente. La vitamina D aumenta la defensa inmune contra los virus en general, mientras que la melatonina actúa como un inmunomodulador, reorientando una reacción ‘ciega’, indiscriminadamente destructiva y potencialmente peligrosa contra una eventual infección viral hacía una respuesta ‘inteligente’ y específica, potenciando la eliminación precisa del patógeno. La dosis de vitamina D debe ser la necesaria para mantener su concentración en la sangre por encima de 30 ng/ml. En cuanto a la melatonina, una dosis diaria de 5-6 mg, tomada en una sola vez por la noche antes de dormir, ofrece una protección suficiente.

Criopreservación
La preservación de fertilidad in vitro, mediante la crio-preservación de espermatozoides, óvulos u embriones, es una solución más radical pero también más costosa y complicada. Por eso se debe reservar para casos bien definidos, según criterios médicos aplicados a cada pareja en función de su condición actual.

El efecto de la eventual infección con COVID-19 sobre la fertilidad masculina y femenina, a medio y largo plazo, es imprevisible, aunque el virus no puede infectar directamente los espermatozoides y los óvulos y así transmitir la infección a la descendencia. Sin embargo, si puede afectar a otras células de los testículos y de los ovarios y perturbar indirectamente su función en el desarrollo de los espermatozoides y de los óvulos.

“No hay que olvidar -señalan los científicos granadinos- que las limitaciones de movilidad durante la pandemia han evitado o retrasado tratamientos de reproducción que, en los casos más complejos, pueden tener consecuencias irreparables”.

La estrategia óptima de cada pareja tiene que ser evaluada por un equipo especializado, teniendo en cuenta todos los parámetros de las causas de infertilidad. En los hombres afectados por la COVID-19, se recomienda una espermiograma, que debe repetirse en caso de anomalías. Si se observa una degradación evidente de la calidad y cantidad de los espermatozoides, se recomienda la crio-preservación de una muestra de semen.

Por su parte, la crio-preservación de los óvulos y embriones es más molesta y costosa y debería quedar reservada para las mujeres de edades avanzadas y con señales evidentes del deterioro de su función ovárica.

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